Estas bebidas de uso generalizado en la población son unas de las que más daño ocasionan a la coloración natural de los dientes.
Tanto el café como el té contienen taninos, que son compuestos orgánicos de origen vegetal que tienen la capacidad de adherirse al esmalte dental y provocar manchas y decoloración en la superficie de los dientes.
El café y el té también contienen pigmentos naturales, como las catequinas y los flavonoides. Estos pigmentos tienen colores intensos y pueden depositarse en el esmalte dental, causando manchas visibles en los dientes.
En función del tipo de pigmento algunas variantes tiñen los dientes más que otras. Por ejemplo, el té negro contiene pigmentos más oscuros en comparación con el té verde, por lo que es más dañino para la coloración de la dentadura.
Finalmente, ambas bebidas también pueden ser ácidas (el café es ácido, mientras que el té depende de cada tipo). Debido a ello pueden desgastar el esmalte dental, haciéndolo más poroso y más susceptible a la absorción de los pigmentos y sustancias que causan manchas en los dientes. Además, el desgaste del esmalte puede hacer que los dientes se vean más amarillos, ya que la capa interna del diente llamada dentina, que tiene un tono más amarillo, se vuelve más visible.
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Cirujano Dentista - Dr. José Cano Salinas