No solo los dulces provocan las temidas caries; otros alimentos son altamente cariogenicos, como hidratos de carbono fermentados (dulces, leches, etc…). Todo ello expuesto al tiempo y calidad de higiene puede modificar el estado de salud dental de su hijo.
Los alimentos azucarados conducen a las caries dentales. Sea consciente de lo que consume leyendo los datos nutricionales y las etiquetas, tomando decisiones prudentes y eligiendo opciones con bajos contenidos de azúcares. Tenga en cuenta que los alimentos ricos en almidón como la pasta y el pan se descomponen en azúcar con el contacto de la saliva.
Antiguamente los pediatras recomendaban la primera visita cuando saliese al completo la dentición de leche (a los 3 años), pero la alta prevalencia de caries infantil hizo reducir estos tiempos y ahora se suele empezar poco después del primer año de vida y así educar e instruir a padres y peques en los cuidados necesarios.
No, algunos niños empiezan a perderlos con 4 años y hay otros que no comienzan el recambio hasta los 7.
Lo primero es no asustarse, debemos tener en cuenta que son los dientes que tiene un adulto que gestan erupción en el maxilar estrecho de un niño. Lo primero que se suele controlar además de que no haya caries, son los huesos, ver que estén creciendo correctamente, de no ser así se recurre a la ortopedia para corregir esta mal posición ósea, es sencillo y no debe preocuparnos.
Debe ser de flúor, pero se debe controlar la cantidad. Hasta los 2 años solo una pequeña cantidad (manchar un poco el cepillo), hasta los 6 años aplicar una pequeña cantidad (como un guisante), a partir de esta edad el esmalte es ya maduro y se puede utilizar una de adulto, pero se recomienda seguir utilizando alguna pasta de flúor ya que este protege de la caries.
Depende de la maloclusión y edad del paciente. Normalmente se empieza cuando han erupcionado los dientes definitivos o están a punto de hacerlo.
Que no distraiga la palabra temporal. Los dientes de leche cumplen funciones primordiales, permiten masticar y hablar correctamente. Mantienen el espacio para los dientes que vienen debajo y conceden estética al rostro. Cuidar que la dentadura del niño esté libre de caries, es garantizar su salud bucal también en la edad adulta.
Chuparse el dedo es un hábito natural en los bebés, también lo hacen estando dentro de la barriga. No le ocasionará problemas los primeros meses de vida, sin embargo es un hábito que debe frenarse a tiempo para evitar cambios en su mordida. Lo mismo ocurre con el chupete, ya que su uso prolongado afecta la posición de la lengua y los dientes.
Si el diente se rompe, es urgente acudir al odontopediatra para el tratamiento oportuno. Los traumatismos no deben ser obviadas para prevenir posibles afecciones internas. Además, si el diente es expulsado completo, el especialista puede intentar implantarlo.
Los sellantes tienen 3 efectos preventivos fundamentales: 1) obturan mecánicamente las fosas y fisuras con una resina resistente a los ácidos; 2) al obturar la fosas y fisuras suprimen el hábitat de los streptococcus mutans y otros microorganismos y 3) facilita la limpieza de la fosas y fisuras mediante métodos físicos ...
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Es un tratamiento en el que se elimina parte de la pulpa -la parte interna del diente formada por nervios, tejidos y vasos sanguíneos- que ha quedado dañada tras un traumatismo, una inflamación reversible o una caries profunda.
aparato que es hecho a la medida por el dentista u ortodoncista en un material acrílico o metálico. Pueden ser removibles o fijados con cemento en la boca del niño. Su propósito es guardar el espacio abierto para permitir que brote el diente permanente y que éste llegue a su lugar.