Sí, el uso prolongado de chupetes o el hábito de chuparse el dedo pueden afectar el desarrollo de los dientes y la mandíbula de tu hijo. Si estos hábitos se mantienen por mucho tiempo, pueden causar problemas como:
1. Malformaciones dentales: Pueden afectar la alineación de los dientes, lo que podría resultar en dientes torcidos, problemas de mordida o incluso en una mordida abierta, donde los dientes superiores e inferiores no se encuentran correctamente.
2. Problemas en la mandíbula: El uso excesivo de chupetes o chuparse el dedo puede afectar el crecimiento de la mandíbula, lo que podría causar que no se desarrolle correctamente.
3. Alteraciones en el paladar: El succionar prolongado puede influir en la forma del paladar, haciéndolo más estrecho o más elevado, lo cual podría complicar la salida de los dientes permanentes.
Es importante que estos hábitos se eliminen gradualmente entre los 2 y 3 años, antes de que los dientes permanentes comiencen a salir. Si el niño continúa con este hábito después de esta edad, podría ser útil hablar con un dentista para evaluar la situación y recibir orientación.
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Cirujano Dentista - Dr. José Cano Salinas