Los implantes dentales pueden durar 20 años o más, e incluso toda la vida, si se cuidan adecuadamente. Su longevidad depende de varios factores, como la calidad del implante, la habilidad del profesional que lo coloca, la salud del paciente y, sobre todo, los hábitos de higiene y mantenimiento posteriores.
El implante en sí —la pieza de titanio que se inserta en el hueso— está diseñado para ser muy resistente y biocompatible. En la mayoría de los casos, una vez que se ha integrado correctamente con el hueso (osteointegración), no necesita ser reemplazado. Sin embargo, la corona dental (la parte visible que reemplaza al diente) puede desgastarse con el tiempo y necesitar un cambio después de unos 10 a 15 años, dependiendo del uso y del material.
Para asegurar la máxima duración del implante, es fundamental mantener una buena higiene bucal diaria, evitar el tabaquismo y acudir a revisiones periódicas con el dentista. El mal cuidado puede llevar a infecciones como la periimplantitis, que afecta los tejidos alrededor del implante y puede hacer que se pierda.
En resumen, los implantes dentales son una solución muy duradera y confiable, pero su éxito a largo plazo depende en gran parte del paciente. Con el cuidado adecuado, pueden mantenerse funcionales y estéticos durante décadas.
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Cirujano Dentista - Dr. José Cano Salinas