Después de una cirugía bucal, es fundamental mantener una alimentación adecuada para facilitar la cicatrización y evitar complicaciones. Durante las primeras 24 a 48 horas, se recomienda consumir alimentos fríos o a temperatura ambiente, suaves y fáciles de masticar. Opciones ideales incluyen yogur, gelatina, puré de papas, compotas, sopas tibias coladas, jugos naturales sin pulpa, flan, helado sin trozos y caldos suaves. Además, es importante mantenerse bien hidratado, evitando el uso de popotes, ya que la succión puede desplazar el coágulo de sangre y causar una alveolitis.
Conforme pasan los días, se pueden introducir alimentos blandos y tibios, como huevos cocidos, arroz bien cocido, pasta suave y quesos blandos. Es clave masticar del lado opuesto a la zona intervenida para evitar molestias o contaminación de la herida. También es importante evitar hablar excesivamente mientras se come, y hacerlo de forma lenta y controlada para no lastimar el área quirúrgica.
Se deben evitar alimentos duros, calientes, picantes, ácidos o crujientes, como nueces, pan tostado, papas fritas, carnes fibrosas o condimentos fuertes, ya que pueden irritar la herida o quedar atrapados en ella. Tampoco se deben consumir bebidas alcohólicas ni gaseosas durante los primeros días. Seguir estas recomendaciones ayuda a una recuperación más rápida y cómoda, y reduce el riesgo de infecciones o sangrados.
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Cirujano Dentista - Dr. Jose Cano Salinas
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