En caso de una infección postquirúrgica tras una cirugía bucal, es fundamental actuar de manera rápida y adecuada para evitar complicaciones mayores. Estas infecciones pueden presentarse con dolor intenso, hinchazón progresiva, enrojecimiento, supuración, mal sabor o aliento, fiebre y, en casos más graves, dificultad para abrir la boca o tragar.
El primer paso es realizar una evaluación clínica inmediata por parte del odontólogo. Dependiendo de la gravedad, se puede indicar el drenaje del área infectada, limpieza cuidadosa de la herida y desbridamiento si hay tejido necrótico. Si hay acumulación de pus (absceso), es probable que se necesite abrir quirúrgicamente el sitio para permitir el drenaje adecuado.
El manejo médico incluye la prescripción de antibióticos, como amoxicilina con ácido clavulánico o clindamicina (en caso de alergia a penicilinas), y en algunos casos analgésicos y antiinflamatorios para controlar el dolor y la inflamación. Es esencial que el paciente complete el tratamiento antibiótico según las indicaciones.
Además, se deben reforzar las medidas de higiene oral, evitar enjuagues irritantes en los primeros días, mantener una buena hidratación y seguir una dieta blanda. Si los síntomas empeoran o no mejoran en 48–72 horas, se debe reevaluar al paciente para descartar complicaciones como celulitis o diseminación de la infección. La atención oportuna es clave para una recuperación completa.
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Cirujano Dentista - Dr. Jose Cano Salinas
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