Las alternativas a una endodoncia dependen del estado del diente y del objetivo del tratamiento. La endodoncia se realiza para conservar un diente cuya pulpa (nervio) está dañada o infectada, pero en algunos casos puede considerarse otro tipo de intervención si el diente no puede salvarse o si el paciente prefiere otra opción.
La extracción dental es la alternativa más común cuando un diente no puede ser restaurado. Este procedimiento elimina completamente el diente afectado, lo que resuelve la infección o el dolor. Sin embargo, extraer un diente tiene consecuencias funcionales y estéticas, por lo que generalmente se recomienda reemplazarlo con un implante, puente o prótesis, lo que implica tratamientos adicionales y más inversión económica.
Otra opción, aunque no definitiva, es el tratamiento paliativo, que se basa en controlar los síntomas con medicamentos como analgésicos o antibióticos. Esta medida solo es temporal y no resuelve la causa del problema, por lo que el dolor o la infección regresarán. Es una alternativa válida solo en casos donde no se puede realizar el tratamiento inmediato.
En algunos casos, cuando una endodoncia falla o no es viable repetirla, se puede recurrir a una cirugía apical o apicectomía. Este procedimiento consiste en cortar la punta de la raíz del diente y eliminar la infección directamente. Es una técnica más compleja y se reserva para situaciones específicas en las que se busca salvar el diente sin hacer una nueva endodoncia.
Por último, no hacer nada nunca es una opción recomendada. Ignorar un diente infectado o dañado puede derivar en complicaciones más serias, como abscesos, pérdida ósea, infección en tejidos vecinos e incluso riesgos para la salud general. Por eso, lo más importante es acudir al dentista para una evaluación completa y tomar una decisión informada según cada caso.
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Cirujano Dentista - Dr. Jose Cano Salinas
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