Una fístula dental es un conducto anormal que se forma en la encía como resultado de una infección en la raíz de un diente. Esta abertura permite la salida de pus acumulado, aliviando la presión causada por el absceso dental. Aunque puede parecer un simple bultito o grano en la encía, en realidad es una señal de que existe una infección que debe ser tratada.
Visualmente, la fístula suele verse como una pequeña bolita blanca, amarilla o rojiza en la encía, que puede supurar pus de forma intermitente. En muchos casos, no causa dolor intenso, lo que puede llevar a subestimar su gravedad. Sin embargo, la ausencia de dolor no significa que el problema no sea serio, ya que la infección sigue presente y puede avanzar si no se trata adecuadamente.
El tratamiento de una fístula dental depende de la causa y la gravedad de la infección. Puede incluir antibióticos para controlar la infección, drenaje del absceso y, en casos más avanzados, un tratamiento de conducto o la extracción del diente afectado. Es importante acudir al dentista lo antes posible para evitar complicaciones mayores.
Las fístulas también pueden aparecer en niños, incluso en dientes de leche. En estos casos, es fundamental tratarlas, ya que una infección no controlada puede afectar el desarrollo de los dientes permanentes. Por eso, cualquier señal de inflamación, pus o bultos en las encías debe ser evaluada por un profesional.
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Cirujano Dentista - Dr. Jose Cano Salinas
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